Ante los desnudos pechos turgentes de una hermosa mujer,rematados en duros pezones que apuntan intimidantemente al frente,cualquier hombre reacciona de manera automática elevando los brazos y dibujando un gesto de sorpresa con la boca abierta...
Pasado ese primer momento de aturdimiento,todo hombre (muy macho,por supuesto),pasa del estupor al deseo dificilmente contenido,y aparece ese inacabable momento en que se es consciente de que uno tiene los brazos estúpidamente levantados y que debe bajarlos a su posición normal,pero no sabe muy bien donde ponerlos,temiendo que al final vayan al pan...
Los hombres somos un poco ridículos y a menudo en nuestras discusiones tabernarias tratamos de demostrar nuestra mal llamada hombría presumiendo de nuestra capacidad sexual y amatoria.Asumimos el rol del cazador y alardeamos de los pormenores que rodean el proceso del acecho a la presa,detallando nuestras intrínsecas habilidades que indefectiblemente nos llevan al éxito de cobrarnos la pieza.
La realidad,por desgracia,suele ser otra,y el cazador acaba siendo cazado.O al menos así casi me ocurrió en cierta ocasión...
Sucedió hace mucho tiempo...
Pongamos que estaba disfrutando de una preciosa mañana en la playa de Beliche,rodeado por los acantilados característicos del Algarve,cerca del Cabo San Vicente.El acceso a la playa y la distancia a la población más cercana solía disuadir a los visitantes,que preferían frecuentar otras zonas.Era nudista,lo que favorecía que no todas las personas se sintiesen cómodas allí,hecho que provocaba una todavía menor concurrencia.Me hallaba,por tanto,en un lugar especial,aislado,en una maravillosa mañana que apuraba disfrutando de la lectura,los baños de mar y los paseos por la orilla...
Cuando la armonía con la naturaleza es plena,una inmensa sensación de bienestar nos invade.Me encontraba ágil,relajado,vital,y dejé a mi querida esposa torrándose al sol,dirigiéndome en una atlética carrera por la arena mojada hasta el final de la playa,exigiéndome en el esfuerzo,a la búsqueda de mis propios límites de resistencia.Mi cuerpo relucía al sol,exponiendo los músculos sudorosos tensados,a excepción del adminículo situado entre las piernas,que a su libre albedrío se balanceaba hacia uno y otro lado,golpeándose contra los muslos,rítmicamente,plas-plas...
Me sentía como un dios,potente,bello,grácil,incansable y en mi desnudez mi mente fantaseaba y creía sentirme contemplado y admirado por la escasa gente que disfrutaba como yo de aquel espacio natural.
A lo lejos vi de espaldas,caminando en la misma dirección en que yo corría,la esbelta figura de una mujer,por la orilla de la playa.Seguí a mi ritmo,respirando acompasadamente,y a medida que me acercaba recomponía mi figura,henchía el pecho,metía la barriga,en una manifiesta intención de impresionar a la fémina,que jugueteaba ahora con sus pies dentro de la cristalina agua.
Fuí demorándome en el acercamiento,relajando la zancada,disminuyendo el paso,mientras contemplaba aquella melena rubia cayendo sobre la espalda blanca que remataba en unos glúteos tersos,apetecibles,ligeramente sonrosados,todavía no afectados por el inclemente sol.Posiblemente era alemana o nórdica,deducía yo por el aspeco,al tiempo que una incipiente oleada de calor endógeno de origen hormonal iba enardeciéndome.
Era mi momento,no me cabía duda alguna...así que con decisión y desparpajo me puse a su altura manteniendo la zancada y con aire de descuido le eché un vistazo de arriba abajo a la nibelunga,que me devolvió la sonrisa que le había dedicado y además un vistazo mucho más descarado a mi cuerpo que el mio al de ella...
Lo cierto es que no me gustó nada lo que ví...el pecho plano,la barba rubia,la flacidez del exagerado miembro colgante...¡casi me da un síncope!,...y como un imbécil,abochornado,encendido en rojo carmesí,seguí mi carrera sin volver la vista atrás,tratando de recomponer mi dignidad perdida...hasta arrojarme enojado conmigo mismo a las plácidas y frescas aguas atlánticas.
Vamos,que si el tio se pone a correr detrás de mi,aún hoy creo que yo seguiría corriendo como un loco...
¡De la que me libré...!.
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Habeeeeeer, que es eso de levantar los brazos. Generalmente, a mi, se me levanta otra cosa.
Estas equivocado, no somos cazadores somos depredadores.
Otra cosa que me tienes un poco mosca. Si sales de vacaciones dia y medio y recorres todo el norte, de Burgos a Tarragona desviándote a Barna y Girona, que haces en Beliche?
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