Lo real y lo irreal parecen darse la mano...
La fotografía está tomada en la plaza de la ciudad vieja de Praga y lo primero que llama la atención es el cielo salpicado de estrellas,donde brilla una tremenda y bellísima luna,obra del manipulador Michael Alonzo (ahora también lo es de perros),al que hay que mantener ocupado para que no de tanto el coñazo.Para dejar contancia de su arte (el es así,a su manera),añadió color pistacho-dorado en las ventanas de algunos edificios.Sin embargo la imagen no es nocturna y corresponde a una gélida mañana de cielo despejado con un delicioso,aunque todavía incipiente,sol otoñal.Al ambiente de irrealidad aportan mucho las puntiagudas agujas de las torres de la iglesia de Týn,que si son reales.A la izquierda de la plaza un conjunto escultórico,del que se hablará en otra ocasión,contribuye a recrear la extraña atmósfera.Al lado del palacio barroco-rococó cuya fachada remata en dos frontones neoclásicos,destaca una casa gótica de piedra con llamativo tejado de pizarra;si nos fijamos bien,en la esquina del edificio,justo debajo del primer piso hay una campana que parece de metal...pero realmente no lo es (Casa de la campaña de piedra,asi se llama).Desde esa casa parte una calleja que bordea la iglesia,en la cual a mano izquierda existe un restaurante de especialidades italianas y en su interior,que conserva las bóvedas con nervaduras góticas,al fondo de su pequeño y coqueto comedor principal,presiden unas fotografías de dos comensales distinguidos: el ex-presidente Václav Havel y la ex-secretaria de estado para asuntos exteriores de EEUU,Madeleine Albright,que en realidad era checa y se llamaba Marie Jana Korbelová.Pero lo más irreal son los novios que se fotografían en la plaza,todos son orientales y van vestidos de esa guisa como occidentales...novios en sus viajes de bodas (vale decir de luna de miel,como la impostada),que adoptan otro ropaje e inmortalizan momentos inolvidables en ciudades mundanas de otras culturas...como nuevas (e irreales) modas venidas desde oriente...
