30 octubre 2007

El regreso


Abstraído en la contemplación de la imperceptible y difusa línea del horizonte sobre el mar,punteada por los reflejos plateados de un sol que se resistía a abandonar su todopoderosa presencia,mi mente vagaba sin ataduras apoyada en un estado de ánimo relajado y levemente eufórico.El chupito de tostada,o tal vez licor café,contribuía eficazmente nublando mis sentidos con un delicioso halo de sopor que me acercaba al nirvana.Etéreos y gráciles cuerpos femeninos de angelical belleza se movían a mi alrededor dejando a su paso un rastro perfumado de embriagadores recuerdos florales,al tiempo que,solícitas,atendían cualquiera de mis caprichosas peticiones...............
La brisa envolviendo y refrescando el ambiente,traía un leve rumor de alegres y cantarinas voces de felices adolescentes disfrutando de sus juegos en la playa.Una agradable melodía acentuaba la gozosa rotundidad del momento.
Minutos más tarde,zambullido en el azul de trasparencias irisadas de un tonificante baño de mar,notaba como mi atlético y proporcionado cuerpo se estimulaba,en una creciente sensación de poderío físico descomunal.Aquello fué tan vívido que sólo,tras adelantar con mis poderosas brazadas a un trasatlántico,fuí consciente de que ya hacía varias horas que había abandonado la plataforma continental.
¡Ah,qué efímera es la felicidad!.
Yo sólo quería ser como Leopoldo y pasar de todo,¿qué mal hay en ello?.
Y sin embargo,¡mirádme ahora!.Embutido en un traje espacial,rodeado de artilugios que parecen salidos de un relato de ciencia ficción,me encuentro en un compartimento de descompresión y estirilización,a la espera de ser trasladado a mi cubículo laboral.Ya he sufrido varios shocks traumáticos,diversos desvanecimientos y en mi se ha instalado una congoja y un desánimo total.Espasmos involuntarios e incontrolados dominan mis músculos y mis piernas se resisten a obedecer las órdenes cerebrales,que a partir de un minúsculo chip,marca ACME, que me insertaron en el córtex,intentan imponer un criterio que no es el mio.
Los congéneres que me preceden no parecen estar en mejor situación,y les veo avanzar,lívidos y carentes de voluntad,a lo largo de la cadena de producción.He logrado colar en mi vestimenta una pata de un centollo y los bigotes de un camarón.A hurtadillas,de vez en cuando,los huelo para recordar el aroma del mar.También incluí una flor de toxo y una brizna de hierba de un campo de Beade o Bembrive,no recuerdo,cercano al rio Eifonso,si bien ésta última olía,mas bien,a mierda de vaca.
Trato de animarme cantando mentalmente una canción que no logro recordar y que dice algo así como que "veñen e van",pero tampoco recuerdo la música.Ya hace varias horas que permanezco en el trabajo,pero los relojes siempre marcan las 8,00 horas.Entran y salen individuos que se dirigen a mi diciendo cosas incomprensibles y aparentan esperar una respuesta.Algunos tienen un aire familiar y sonríen,y en ocasiones me dan golpecitos en la espalda,pero yo no les conozco.Muchos portan papeles con signos y numeros extraños y los agitan delante de mis ojos,con cara de pocos amigos.Tengo la impresión de estar en un manicomio.A mi derecha,delante de mi hay una pantalla de televisión,pero no emite ningún programa.Suena impacientemente un timbre que alcanzo a detectar que sale de un aparato situado a mi izquierda.Observo que otros individuos lo situan a la altura de sus orejas y hablan solos.Debe ser alguna terapia para deficientes mentales.Lo cojo y lo sitúo en mi oreja.Alguien dice algo atropelladamente y en tono imperativo y urgente acerca de un fondo ..........bajando.........inversión........pérdidas......¿...........?.No entiendo lo que dice y le aconsejo que acuda a un logopeda.Me estoy deprimiento por momentos y una desagradable sensación de vacío se apodera de mi.
¿Qué hago aquí?.
Siento pánico.
¡Socorro!


(Documento hallado en una excavación arqueológica en el Monte de El Castro de Vigo y datado en el verano del 2007 d.C.)

UN HOMBRE VALIENTE


Muchos años después,un ajado y avejentado Pepe habría de recordar la aciaga tarde que cambió para siempre su forma de entender la vida,marcando claramente un antes y un después divididos por un hecho traumático impensable.

La noche anterior se había esforzado en la alcoba,practicando unas posturas que a muchos contorsionistas ya les gustaría ejecutar.Había comprobado,una vez más,con legítimo orgullo que estaba en una forma excelente,fruto de su intenso trabajo en el gimnasio y de su serena y positiva actitud ante los problemas que inevitablemente acaban surgiendo en toda relación de pareja.

La mañana había transcurrido plácida,entre agradables paseos por el puerto,saludando aquí y allá a las muchas personas que le conocían,trataban y apreciaban.Se detenía solícito a cumplimentar a las mujeres que se cruzaba,a las cuales siempre dedicaba amables palabras,jugando con equívocos,siempre la caña dispuesta,por si entraba alguna sirena.

Tan contento estaba que,la terrible cagada de gaviota que impactó en la zona tonsurada de su testa no fué advertida por él como la señal de alerta que cualquier persona objetiva hubiese captado.Al contrario,tras lanzar los lógicos improperios hacia el cielo,brazos en alto,se rió,se limpió y continuó su trajín con el mismo ánimo que había demostrado hasta ese momento.

Pero su suerte cambió,y ya por la tarde,en el habitual partidillo que jugaba confiadamente con sus amigos,tuvo la desafortunada ocurrencia de intentar alcanzar el balón sin tener en cuenta el perímetro de seguridad que la experiencia adquirida debía haberle aconsejado.Las leyes de la física son tozudas e inmutables y todo el mundo sabe que la permanencia de JML en un área de entre 9 y 12 metros cuadrados a la redonda supone un riesgo potencialmente extremo de lesión para todos aquellos jugadores que no le hagan el pasillo de honor cuando se dirige con la soltura que le acredita a disputar el balón.Pepe ignoró la ley,y las lívidas,preocupadas e incrédulas caras de los amigos reflejaban en los interminables segundos previos al impacto la gravedad de la situación.

Algunos como yo,creímos ver en ese momento la heroicidad personificada,el desdén por la vida cómoda,la inmolación que nuestro amigo acometía para salvaguardar la vida de otros,un gesto de generosidad que le elevaba a las cotas máximas de entrega a los demás.Lamentablemente esta apreciación cambió al percatarme de la terrible cara de angustía que Pepe tenía,cuando ya sabedor del enorme error que había cometido,enfilaba el carril del 10 con la misma expresión y desasosiego que adoptan los penados en el corredor de la muerte.

Las impactantes imágenes que sucedieron después quedaron vívidamente grabadas en la memoria colectiva.Aquel tobillo en inverosímil posición,el desencajado rostro de furia de JML venteando la sangre en el aire,el torbellino repentino a su alrededor,el restallar del látigo de su pierna haciendo diana en la presa,son recuerdos que como brutales pesadillas nos acompañarán para siempre.

Muchos años después,un ufano Pepe recordaría ante sus nietos aquellos terribles momentos y a pesar de las quejas y broncas recibidas en su casa,presumiría de haber sobrevivido a la entrada más violenta jamás contada.

Copyright Reverendo
2007 Ediciones El Pedal