El otro
dia, por casualidad, vi parte de una función de teatro que retransmitían por televisión. Me llamó mucho la atención que utilizaran ese medio, pues no recuerdo que emitiesen algo semejante desde aquellos, en el tiempo, lejanos, "Estudios Uno" que daban por la cadena estatal. Debía tratarse de una obra teatral importante, ya que varias cadenas la retransmitían a un tiempo, y sorprendentemente no se desarrollaba en ningún teatro o sala de funciones, sino en la mismísima cámara de representación territorial de España, esto es, "El Senado". Supuse que esta extraña circunstancia se debía a que no se disponía de ningún local apropiado para albergar un aforo tan numeroso y traté de seguir la representación con cierta curiosidad.
La obra teatral, que la verdad no entendí muy bien, iba de un presidente de un gobierno al que acusaban de corrupto, o de dar apoyo a corruptos, o de beneficiarse económicamente con dinero supuestamente proveniente de la caja "B" de su partido, o algo por el estilo. El papel principal lo interpretaba un actor alto, que lucía gafas y pelo negro, a pesar de que tenía una barba muy recortada de color blanco (debía ser cosa del maquillaje). El actor vestía un traje de tono oscuro, casi severo, que acentuaba la expresión seria de su rostro. Se desplazaba sorprendentemente desde el patio de butacas (no entendí porqué) a una tribuna, caminando con solemnidad y, al menos a mi me lo pareció, con cierta chulería (si bien reconozco que muchos actores de cine y galanes me dan la misma impresión cuando caminan, por ejemplo John Wayne o Charlton Heston). Este actor principal leía unas notas que había dispuesto en su atril y se dirigía al público como reprochándole algo y repitiendo a menudo las frases, como recalcándolas (debía ser por si no lo habían escuchado bien). Sus gestos parecían autoritarios, subiendo y bajando la mano derecha al ritmo de su discurso, y en ocasiones señalaba con el dedo índice (el acusador) a una parte del público. Me llamó la atención, además, que arrastrase las sílabas que contenían la letra "S" de manera que sonaba "SH".
Otro actor, que le daba réplica, debía interpretar el papel de fiscal o acusador (después me dí cuenta de que otros actores secundarios hacían el mismo papel, cosa que tampoco entendí muy bien). También iba de traje, pero su aspecto no era tan bueno como el del actor principal. Era calvo y también llevaba una barba recortada canosa, pero no usaba lentes. Parecía cansado y muy cargado de hombros, como si tuviese una gran responsabilidad o se sintiese abrumado por el papel que tenía que interpretar. Ocupó la misma tribuna que el actor principal y desde allí se dirigía a este, que se había vuelto a sentar entre el público. A veces parecía trastabillarse y no resultaba tan autoritario o imperioso en su gestualidad.
Después intervenían otros actores y también una actriz rubia (poco agraciada), pero la verdad, la cosa se repetía continuamente, era como si todos quisieran interpretar el mismo papel de fiscal o acusador y señalar con el dedo al actor principal, recriminándole su conducta (en la ficción me refiero), así que perdí el interés y ya no seguí la obra, a pesar de que en un giro o truco teatral que intentaba sorprender al espectador, el acusado pasó a ser el acusador.
Francamente, la obra no me gustó nada, o no la entendí; puede ser que fuese una función de "teatro del absurdo" como las del célebre Ionescu, o bien una función de una nueva tendencia de esas que solo el autor y sus acólitos entiende, pero no se la recomendaría a nadie. Sin embargo noté que el público aplaudía entusiasmado y con un fervor fuera de lugar las interpretaciones de los actores, especialmente las del actor principal, al que incluso llegaron a abrazar y dar palmaditas en la espalda. Fué curioso comprobar como en un momento en que el galán se había sentado en el auditorio, una señorita pizpireta que tenía al lado le tendió un móvil, enseñándole con satisfacción algo que supuse debía tratarse de alguna felicitación a distancia por lo bien que había actuado, pues ya dije que lo retransmitían varias cadenas y tal vez la felicitación provenía de algún espectador que como yo, la seguía desde su casa. Otra parte del público de la sala, menos numeroso, aplaudía a su vez las interpretaciones del segundo actor, en su papel de atribulado fiscal o acusador, que sonreía como el primero, pero en un tono menor, como mucho más timido.
Finalmente apagué el televisor, muy decepcionado con aquel bodrio insoportable y extrañado por el comportamiento del público asistente en la sala, que me pareció que no era nada imparcial, o bien en lugar de pagar la entrada les habían pagado por asistir. Los actores me parecieron mediocres también, en consonancia con la obra, poco creíbles en sus papeles, forzados y con poca naturalidad. En resumen, como el teatro mismo, una farsa.
La sorpresa la llevé al dia siguiente al leer los diarios: todos hablaban de la obra de teatro y algunos ponían por las nubes al actor principal, al que consideraban muy profesional en su papel, creíble incluso para llevar la función teatral en una gira por los países del centro y norte de Europa (me quedé con la impresión de que la compañía teatral le habría soltado unos buenos dineros a los diarios para que publicasen semejantes artículos de opinión). Yo no daba crédito a lo que leía...pero bueno, tal vez es que no soy ningún entendido en las nuevas tendencias del mundo del teatro. De todos modos, opino que va a ser un sonoro fracaso...
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¡Jodeeeeerrrr! Despúes de mes y pico me acerco a Vigo para hacer un poco el cristo y me encuentro esto como primer correo.
Os acompaño en el sentimiento. Llevais un mes así? Cierro el correo y vuelvo a Aldan.
El que quiera tomar un cerveza de gorra, que se acerque y me esplique los demas correos. Seguro que los hay.
Bicos
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Vaya mierda de relato, ahora me quedo sin saber el final. Voy a buscar por internet a ver si la veo completa...
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No hace falta que la veas completa, ya te digo yo el final: no pasa nada, todos son inocentes y en la próximas elecciones reparto de votos para el acusado y el fiscal (los dos de la barba).
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Esta farsa teatral no tiene fin....seguiremos mangoneados por ambos, o por uno de ellos, si no nos soliviantamos (y ya somos un poco mayores), o se soliviantan, o se indignan aun más los que vengan detras. Reconozco que estoy un poco beligerante, y yo me tengo por tranquilo, pero es que estos dos.... (sobre todo el actor principal por desgracia gallego y maricón).
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Esta farsa teatral no tiene fin....seguiremos mangoneados por ambos, o por uno de ellos, si no nos soliviantamos (y ya somos un poco mayores), o se soliviantan, o se indignan aun más los que vengan detras. Reconozco que estoy un poco beligerante, y yo me tengo por tranquilo, pero es que estos dos.... (sobre todo el actor principal por desgracia gallego y maricón).