El pintor cordobés Antonio Palomino (Bujalance, 1655 - Madrid, 1726), representa otros de los casos de personas desinteresadas a cuyo legado se le puede atribuir que está hecho "por amor al arte".
Sus pinturas, que evolucionaron del barroco al neoclasicismo, en su mayoría trataron temas religiosos y están repartidas por iglesias y catedrales españolas, siendo una de las más representativas "El Triunfo de la Iglesia",
situada en el coro alto de la Iglesia del Convento de San Esteban, en la ciudad de Salamanca (en la imagen).
Como en el caso de Giorgio Vasari, dejó una obra escrita, titulada "El Parnaso español, pintoresco y laureado" recogiendo las biografias y pinturas de más de doscientos artistas que ejercieron en España, la mayoría del llamado "Siglo de Oro", fundamental para la historia del arte de nuestro país.
Por cierto, la pequeña pintura que aparece bajo el cuadro de Palomino, en el sitio principal del coro, es una Virgen con niño que se atribuye a Peter Paul Rubens.
En la próxima ocasión que vayáis a la capital salmantina no dejéis de visitar este Convento, merece mucho la pena.
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