19 agosto 2008

AVENTURA DE VERANO



Tras haber comido frugalmente en Ribadesella decidí tomar nuevamente la carretera de la costa.A la ida,tras dejar atrás la preciosa playa de La Isla,rodeada de casas señoriales,había divisado desde la carretera,a lo lejos,una playa de inmenso arenal,que aparecía medio oculta por el frondoso arbolado que la rodeaba.Decidí visitarla y,tan pronto vi el cartel de señalización,tomé una estrecha comarcal a la derecha que moría en la propia playa.

La playa de Vega se abre al Cantábrico abrazada por suaves y verdes colinas que parecen adentrarse en el mar.Muy peligrosa para el baño,es frecuentada por surfistas que disfrutan cabalgando sus olas.La arena,blanca y fina,se pierde a lo lejos,difuminada por la neblina provocada por el oleaje al romper en la orilla.

Puri y yo elegímos el lugar apropiado para establecernos,estiramos las toallas y tras echarnos la protección solar adecuada,ella se estiró dispuesta a broncearse,mientras yo abrí mi novela "Delicioso suicidio en grupo" para proseguir la intrigante lectura.Al poco rato el calor iba haciendo mella en mi y decidí ir a darme un baño.En el camino me crucé con un espectacular trío de bellezas,con sus desnudos y turgentes pechos desafiando la fuerza de la gravedad,dirigidos como potentes armas de seducción hacia mi.Cuando estaba a su altura no pude reprimirme y declamé:

¡Doy gracias a la madre naturaleza por haber creado musas y sílfides de tan embaucadora presencia!

Lejos de agradecer mis palabras,las aludidas se pusieron a berrear como verduleras,llamándome baboso y viejo verde.Una de ellas,con su rubia melena al viento me espetó un "old and stupid man" que me dolió especialmente.Traté de balbucear una respuesta,intentando aclarar que sólamente estaba dedicándoles un piropo,pero en ese momento un niño,de la mano de su padre,levantó su manita derecha,señalándome con el dedo índice y le dijo a su progenitor: ¡Mira papi,un perro que habla!.

Aquello fué demasiado para mi.Humillado,me lancé al agua y comencé a nadar con el vigor que proporciona la furia.Subía y bajaba olas,a velocidad de vértigo,con la cabeza metida en el agua,sacándola únicamente para,de una sola bocanada,aspirar todo el aire que podía.Ya hacía rato que había perdido la visión de la costa,y mi mente sólo repetía,como una letanía: ¡estúpidas pijas! y ¡niño imbécil!.

De repente comencé a notar como unas burbujas ascendían desde el fondo hacia mi.Cada vez más burbujas.Me detuve y vi a mi derecha como una oscura y descomunal forma iba emergiendo.El pánico se apoderó de mi y empecé a nadar en sentido contrario,con todas las fuerzas de que era capaz.Pensé que se podía tratar de un animal marino de grandes dimensiones y me volví aterrado.Quedé atónito y sin poder reaccionar:

¡Un submarino!

De inmediato se abrió la escotilla del puente y un tripulante,uniformado de faena,comenzó a gritarme en un idioma desconocido para mi.Sonaba eslavo,o algo parecido.Apareció una segunda persona,que tras hablar brevemente con el colega se dirigió a mi con monosilabos:

¿british?,¿française?,¿deutsch?....

¡Da Pobra do Caramiñal!-grité yo.Y añadí: ¡spanish!

El individuo no pareció alegrarse y me hizo un gesto con la mano para que subiera a la nave.Ya dentro pude comprobar que eran rusos,por la pequeña bandera tricolor que exhibían en su uniforme.Me llevaron ante el comandante,que dijo llamarse Alexander Petarkin y ser un gran seguidor del Celta,si bien de la época de Karpin y Mostovoi.Me preguntó que hacía tan alejado de la costa y se ofreció a acercarme a la playa.

Me desembarcaron en un bote neumático,con el submarino emergido a 300 metros de la playa y toda la tripulación formada en cubierta.La gente se arremolinaba en la orilla,expectantes de curiosidad y sorprendidos por semejante espectáculo.Me despedí e hinchado como un pavo caminé hacia donde estaba Puri.Al pasar delante de las tres pijas metí la barriga,saqué todo lo que pude el pecho y envarado,les dirigí una mirada de superioridad,comprobando con satisfacción que estaban boquiabiertas.

Cuando llegué a mi toalla comprobé que Puri seguía dormitando.Al cabo de unos minutos se dió la vuelta para torrarse por el otro lado,momento que aproveché para relatarle lo sucedido.Su ceño fruncido,en característico gesto de fastidio me hizo desistir del intento de rematar el informe.Le pedí perdón,cogí la novela y seguí leyendo la historia de los finlandeses suicidas que querían acabar sus dias,todos juntos,arrojándose en un autobús de gran lujo desde los acantilados del Cabo Norte.



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NO RAJES , HAY OTRAS PERSONAS QUE EN OTRAS OCASIONES (5), SUBIERON LOS LAGOS EN BICICLETA DESDE CANGAS DE ONIS Y NO PUBLICITARON NADA.

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