Llega el apasionamiento. En el siglo XIX se produce el movimiento del Romanticismo en la música y esta cambia para siempre. Uno de sus máximos exponentes fue el húngaro Franz Liszt, niño prodigio, virtuoso del piano y genial compositor...
Quizá su obra más reconocible lo forman sus "Liebestraum" o sueños de amor, especialmente el número 3, o también sus rapsodias y fantasias hungaras, pero compuso otras piezas para piano excepcionales...empecemos con uno de sus nocturnos: "un suspiro".
Sigamos con su "romance"...
Y su "Consolación nº 3". Esta pieza interpretada por el director de orquesta y pianista Daniel Baremboim, curioso ciudadano del mundo nacido en Argentina, descendiente de familia judía originaria de Rusia, que huyó a tiempo del Holocausto. Tiene nacionalidad argentina, española, israelí y palestina. Desde 1999 reune todos los veranos a músicos jóvenes de origen israelí, árabe o español en su Orquesta del Diván Este-Oeste. Le fue concedido el premio Principe de Asturias por la mencionada iniciativa, en colaboración con el escritor Edward Said, estadounidense de origen palestino.
De sus composiciones para orquesta incluyo "Los Preludios", poemas sinfónicos muy apasionados y de gran riqueza instrumental...
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