Dicen que el emperador romano Tiberius Claudios Nero había nombrado prefecto de la provincia de Judea, hoy perteneciente a Israel, a un tal Pontius Pilatus, hombre al parecer despótico y despiadado, siendo rey de aquellos territorios el vasallo rey judío Herodes.
Dicen que en aquel entonces una parte del pueblo judío, abrumado por impuestos y abusos de autoridad, luchaba por no someterse al poder de Roma, mientras otra parte era colaboracionista con los ocupantes de su territorio.
Dicen que un matrimonio humilde que vivía en Natzeret, Galilea, hoy en el norte de Israel, aunque de mayoría árabe, decidió desplazarse a Bet Léhem, Judea, actualmente Cisjordania, territorio de la Autoridad Palestina, para cumplir con el deber de censar a su hijo aún no nacido, de acuerdo con la ley que exigía que debía ser inscrito en el lugar de origen del padre.
Dicen que Yosef y Mariam, ambos judíos, tras pasar por diversas vicisitudes y penalidades, no encontraron para cobijarse más que un pobre pesebre. Allí Mariam dió a luz a un hijo varón, al calor de los animales que compartían aquel mísero lugar.
Dicen que aquel niño, al que llamaron Jeshua (Salvador), predicaría la palabra de un Dios que originaría una nueva religión, basada en el amor al prójimo, sería traicionado y entregado por su pueblo, y moriría crucificado en un madero bajo la inscripción I.N.R.I. (Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum) - "Jesús de Nazaret, rey de los judíos".
Para los creyentes cristianos, aquel niño es Dios, y ya adulto daría su vida, en redención por los pecados de todos los hombres; para los creyentes árabes, que lo llamaron Isa, Jesucristo fue un profeta, tal como lo atestigua el Corán; mientras tanto los judíos todavía esperan a su salvador...
Han pasado dos mil años y si vemos la triste situación de la mayoría de las personas que habitan nuestro mundo, estaremos de acuerdo en que, a pesar de la redención y las prédicas religiosas, algo ha fallado...
Hoy la poderosa Iglesia católica está presidida por un argentino, al parecer con ínfulas de renovación. Por eso me parece apropiado felicitar estas navidades, tan especiales para mi, de la mano de la composición musical de otro argentino, Ariel Ramirez, autor de la Misa Criolla, y cantada por Mercedes Sosa, descendiente de indígenas. ¡Cómo no!, habla de peregrinación, o llamémosle emigración, eso que hacen por cubrir sus necesidades tantas personas..¡por muchas barreras que se pongan no parece que haya nada que pueda detener la mezcla de razas y culturas!...
Fuimos enseñados a celebrar estas fechas en conmemoración del nacimiento de Jesús, de la Natividad de María, aunque puede que eso se haya perdido dando lugar a una celebración más pagana, con importaciones de otras culturas, que incluyen Papanoeles y Santasclaus, y desvíos permisivos hacia consumos desenfrenados, muy alejados del verdadero espíritu navideño.
Lo esencial de la Navidad, como todo nacimiento, es la esperanza de una nueva vida que venga a alegrar la existencia de padres y familiares, la esperanza de que esa nueva vida, vacilante al principio, se vaya afianzando y sea continuación de las preexistentes; ese es el mensaje: compartir la esperanza de que nuevas y renovadas vidas nos deparen a todos un futuro mejor...
¡Compartamos amor, esperanza e ilusión!...
¡FELIZ NAVIDAD!.
ooOoo
Y yo a tí...
ooOoo
Felices Fiestas...
AdoAdo
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