Charles Darwin explicó, a través de su teoría de la evolución, la existencia de un antepasado común en las especies, a partir del cual por un proceso de selección natural y a lo largo de sucesivas generaciones, se produjo la diversidad. Esto es aplicable también a los humanos, que arrastramos evidencias de nuestro modesto origen, emparentados en algún momento del lejano pasado con los primates. Una de las características de expresión y comunicación en los primates es la imitación, circunstancia que se repite en los humanos, especialmente en su primeras etapas de vida: los bebés humanos imitan las expresiones de los rostros que ven; con sólo unos meses poseen capacidades perceptivas que incluyen la identificación imitativa, la empatía emocional y la comunicación recíproca que todos los humanos poseen.
Sin embargo algunos individuos adultos no parecen haber evolucionado suficientemente y sus capacidades perceptivas y cognitivas parecen haber quedado bloqueadas en un tiempo pretérito e infantil; podríamos hablar incluso de "regresión evolutiva", que lleva a determinados sujetos a conductas imitativas cada vez más primitivas, comparables a géneros de primates como los gorilas, los orangutanes, los chimpancés o los babuinos.
Este es el caso del individuo de la fotografía, un lamentable ejemplo de absurdo imitador que no duda en "hacer el mono" a la primera ocasión que se le presenta. Estamos, pues, ante un sujeto infantiloide, con claros rasgos de imbecilidad y retraso mental, pues ya me dirán a que viene que se ponga en esa actitud pretenciosa, como haciéndose el interesante, por la mera circunstancia de ser fotografiado en ese distinguido sitial.
Mención aparte merece el cuadro, otra imitación, aunque no parece achacable al individuo del que hemos hablado, incapaz de hacer una "o" con un canuto: tales veleidades artísticas están demasiado lejos de sus capacidades creativas. No, la pintura imita o versionea a otra y su autor tomó como referencia el genial retrato del Papa Inocencio X realizado por Velázquez en 1650 durante su segundo viaje a Italia. ¡Troppo vero! le dijo el pontífice al pintor al contemplar la obra. Podría ser copia de una de las versiones de Francis Bacon...¿chi lo sa?.
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Que bien se te ve al lado del Inocencio de Paco Panceta.
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En el Museo del Prado acaban de inaugurar una exposición sobre Velazquez en el que se puede ver el auténtico cuadro de Inocencio X sin emborronar…
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Aunque podría parecer que el simio sabe lo que hace al adoptar posturas y costumbres humanas, para cualquier aficionado a la zoología, esta muy claro que el bicho solo hace intentos vanos. Por un lado esta claro que esa indumentaria no es la mas adecuada para acceder a salas donde se exponen obras de arte, ni el color, ni la longitud de las prendas se corresponden con la ocasión. Además enseguida se nota que la postura que aparece en la foto, es una variante humanizada de la que utiliza el gibón común cuando aúlla llamando a las hembras desde lo alto de los árboles.
Mi única duda, es como ha llegado aquí este espécimen, dado que son exclusivamente arborícolas y solo bajan a tierra cuando están drogados, que supongo será el caso..
Ado de la Fuente
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