Son las palabras de Jesucristo resucitado a María Magdalena, cuando ésta lo reconoce y extiende su mano para tocarle: "noli me tangere"...(¡no me toques!). En la escena se subraya el caracter divino de Jesús, que asciende al Padre, alejándose de su condición humana: su divinidad se levanta como un muro frente a la mujer... ya es intocable.
El presidente del gobierno español aspira a atribuirse, en esta última etapa al frente de un proyecto que pretende ser mesiánico, ni más ni menos que la idea de la infalibilidad. Nos dice que no hay otro camino para la salvación de nuestra economía, que hace lo que tiene que hacer y lo hará si es preciso en solitario, siendo consciente del coste político y personal que tal decisión le puede acarrear. Nos dice que está dispuesto al diálogo, pero al mismo tiempo asevera que no pactará con nadie, que es una manera indirecta de manifestar que él y su gobierno están en posesión de la verdad y la razón, y que por tanto no van a atender a otras verdades o razones, por muy prometedoras y racionales que estas sean.
Quizás por eso, a su manera, también nos está diciendo "noli me tangere" a los ciudadanos, ¡no me toquéis!: él está por encima de los demás mortales, es un intocable, es infalible, es una divinidad, aunque su discurso venga escrito con palabras vacías y renglones torcidos...
Sin embargo dice el refrán que "por sus obras les conoceréis". Y su obra está ahí, delante de nuestros ojos, perfectamente definida en medio del mayor clima de corrupción y deterioro político de la historia democrática de nuestro pais. El muy dudoso perfil democrático de su partido se refleja en el modo de ejercer el gobierno mediante decretos-leyes que esquivan el Parlamento, afectando a todos los resortes de los poderes, ya sean económicos, políticos o judiciales, además de perseguir el absoluto y riguroso control de la información, que transmiten modificada o deformada. Ahí tenemos el férreo control tras modificar a su antojo el Consejo de RTVE, ahí está la reforma laboral, el control del Consejo del Poder Judicial o el fiasco de la reforma del sistema financiero. Durante años, y por consenso, el anterior gobierno respetó los acuerdos con el entonces principal partido de la oposición: el Consejo de RTVE y el CGPJ sólo renovarían su composición con candidatos consensuados, al objeto de mantener en lo posible su independencia con respecto al poder político. El PP nada más llegar al poder rompió el acuerdo y mediante el oportuno decretazo se saltó a la torera el consenso y la independencia de ambos Consejos.
De la misma manera, gobiernos anteriores consensuaron con empresarios y sindicatos, mediante sucesivos pactos, el marco legal laboral, y nuestro sistema de pensiones. Por contra, el gobierno de Rajoy hizo saltar por los aires años y años de perseverantes negociaciones y derechos adquiridos y ¡como no!, también por decreto, arruinó el futuro de millones de trabajadores. Hoy todavía dice que está satisfecho de como está funcionando la famosa reforma...
En cuanto a la reforma financiera, ejercida mediante otros tres decretos-leyes, se van ratificando los vaticinios: incremento de la deuda pública al computarse el famoso "prestamillo" del que tanto se alardeó como una gran conquista frente a Europa. Incremento del déficit público. Deterioro del sistema financiero hasta el punto de que la gran mayoría de ciudadanos no confía en él. Situación muy complicada de las entidades "nacionalizadas", alguna de las cuales ya ha desaparecido. Escándalo de preferentes y bonos subordinados. Pérdidas millonarias de accionistas. Traslado a la economía real de la crisis como consecuencia de la falta de flujo financiero. Y paro, mucho más paro. Habría que recordar en este punto el trasfondo político en las decisiones de fusiones entre entidades que sólo sirvieron para hacer mayor el naufragio. Conviene tener en cuenta las palabras de muchos representantes políticos, hoy ensalzados por su extrema habilidad con las tijeras, defendiendo esas fusiones...¿es que nos hemos olvidado?.
¿Y qué decir de las Instituciones?...¿cuándo su credibilidad ha estado tan baja como ahora?. No se salva nadie ya, dando la impresión de un corrompimiento, una degradación y un deterioro generalizados. Los ciudadanos desconfiamos de todo y de todos.
Ya sabemos quienes están pagando los platos rotos. Entretanto, desde una pantalla de plasma, o en efímeras presencias públicas sin derecho a ser preguntado, el presidente pretende seguir diciéndonos...
¡Noli me tangere!.
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