Llega un momento en la vida en el que toda persona,más tarde o más temprano,acaba haciéndose las inevitables preguntas: ¿quién soy?...¿de dónde vengo?...¿a dónde voy?.
En mi caso,dada mi naturaleza de por si reflexiva y racional,siempre tuve claro quien era,mi identidad como persona,mi individualidad y mis gustos personales.Con esa base,mi clara conciencia moral y una permanente revisión ética de los valores en los que creo,también tuve la oportunidad,en la medida en que la vida me lo permitió,de diseñar mi futuro.
Pero un cierto día sentí la profunda necesidad de averigüar mis orígenes,de escarbar en el pasado,de conocer más acerca de mis ancestros.Con firme voluntad inicié una búsqueda incesante en archivos y registros,pregunté a mis padres,a mis familiares,interpelé a conocidos,me interné en la red de redes,viajé a lugares que me pudiesen proporcionar información fidedigna que me pusiese en la pista buena anhelada...
Mi estudio se inundó de documentación de todo tipo que intenté clasificar de la mejor manera posible.Inmerso en mi intensa búsqueda descuidé otras facetas de mi vida,me volví huraño y desconfiado,fui perdiendo poco a poco mi vida social,y el tiempo que dedicaba al trabajo lo consideraba tiempo perdido,que deseaba transcurriese a mayor velocidad para poder dedicarme enteramente a la compulsiva tarea de descubrir mis propios antecedentes.
Tenía claro que mi apariencia era la de un celta de pura cepa,sabía que no tenía nada en común con otras personas de apellidos "normales" y cuya presencia física delataba unos orígenes más bien "iberos" o incluso medio árabes o medio judíos.El pelo negro,ensortijado,rebelde,y los ojos oscuros les delataban.También a los que carecían de pelo,bien en la testa o en otros lugares de su anatomía.Pero necesitaba imperiosamente confirmar ese origen.Tenía que desechar la probabilidad de un cruce,aportado por la irrupción en nuestra tierra de migraciones de pueblos europeos o indoeuropeos,fuesen normandos,vándalos,suevos,vikingos u otros.
Durante un tiempo estuve medio convencido de dos posibles orígenes,uno relacionado con una migración proveniente de la antigua Lusitania y otro con un topónimo idéntico a mi apellido,en cierta comarca que no deseo mencionar;pero la circunstancia de que éste (mi apellido),estuviese esparcido por varias provincias españolas,algunos países europeos (incluso nórdicos),así como también en latinoamérica y en América del Norte,añadía una incertidumbre insuperable que no lograba franquear.Lo cierto es que cuánto más cerca me creía de hallar respuestas,aparecían nuevos datos que desviaban hacia otros derroteros mi inacabable búsqueda.
Hasta que una mañana me levanté dominado por mi "Yo Inverso",mi contrario,una parte de mi propia personalidad que acabó por emerger con fuerza ante los sucesivos desencantos que me fueron minando. De muy mal talante,mascullando imprecaciones,abandoné mi hogar muy temprano,ante la mirada angustiada y sorprendida de mi mujer,que no se atrevió a dirigirme la palabra.
Ya en la calle eché a andar sin rumbo,como un poseso,decidido a mandar a la mierda genealogías,toponimias y heráldicas.Tal debía ser mi apariencia y mi estado de ánimo,que las pocas personas que deambulaban por el vecindario,y sobre todo sus mascotas caninas,evitaban cruzarse con tan alienado individuo.
Ignoro el tiempo que duró mi locura,así como los kilómetros recorridos en tal estado...paulatinamente fui tomando conciencia de mi mismo y de mi entorno.Mis detectores sensoriales comenzaron a arrojar datos que mi cerebro guardaba memorizados...un hermoso ejemplar de castaño,el trinar ajetreado de los gorriones,el verdor de las hojas de vid emparradas,la agradable y acariciante brisa que mecía las hierbas en los campos y traía los aromas de las florecillas silvestres...
Había felizmente recuperado la sensación de libertad,dejando atrás la opresiva y angustiante necesidad de conocer datos del pasado.Me sentía leve,impelido por una fuerza nueva,gratificante,que aportaba a mi ser una dimensión incorpórea,casi etérea.Mas que caminar me deslizaba,gravitaba por aquel camino de tierra,permitiendo que la naturaleza inundara mi ser,en una plenitud inabarcable.
En un recodo,al otro lado del camino,una silueta negra iba perfilándose...a cierta distancia logré distinguir a una viejecita,que con un ademán de su mano izquierda me invitaba a acercarme,mientras su mano derecha se apoyaba con firmeza en un bastón de madera.Mi educación y formación humanística actuaron con sus automatismos y cuando me hallé frente a ella,la muy cabrona acabó por malograr mi beatífico estado de ánimo recién adquirido.Con su boca desdentada,su sonrisa maliciosa,su mirada pícara e inquisitiva y su voz aguda y ajada,la puta vieja me preguntó:
- "E tí,¿de quén ves sendo?".
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