12 mayo 2011

DESPEDIDA Y CIERRE


¡Quién nos lo iba a decir!.¿Cómo íbamos a suponer que ocurriría así...?.

Todavía recuerdo aquel muchachito enclenque,escuchimizado,con piernas arqueadas como los grandes futbolistas,que un día apareció por nuestra empresa.Dijeron que era el hijo del Sr.Alonso y ya apuntaba maneras el chico.¡Qué gran orador,qué facilidad para la comunicación verbal!.Todos vimos en él atisbos de lo que en su día sería una palmaria realidad: cara de ángel,nombre de arcángel,sonrisa angelical y envolvente prosa,como elementos necesarios para forjar un futuro prometedor.Años después superó con creces aquellas expectativas y alcanzó el cénit como vendedor de humo.Como los grandes magos mostraba,pero no enseñaba: convencía con argumentos que parecían irrefutables,dichos desde la más absoluta convicción,pero sólo el los entendía,ya que a los demás mortales no nos era permitido movernos en ese mundo exclusivo para mentes privilegiadas.A mi me la pegó varias veces,pero estoy conforme y contento (y no creo ser el único).

Y de repente nos comunica que se va: ¡qué se prejubila!.O sea,que el último en llegar es el primero en salir.Yo creía que eso solo ocurría en las sagradas escrituras,.con aquella grandiosa frase de "En el Reino de los cielos,los primeros serán los últimos",pero se ve que estaba equivocado.Y como consecuencia nos quedamos estupefactos,con la palabra sorpresa escrita en la frente,con los ojos acuosos delatando las ganas de llorar (de rabia porque se va,de pena por quedarnos,o también por que se va,¡qué mas da!),con la "o" dibujada en la boca,esa boca boquiabierta,valga la redundancia,que vuelve a subrayar la sorpresa anteriormente dicha. 

Y así,tras recuperarnos lentamente del impacto de la noticia,aceptando con resignación los hechos,todavía tenemos que aguantar que hoy,último dia de trabajo efectivo,este individuo del cual es difícil pensar que un día dió un palo al agua,esté despidiéndose de los compañeros con una sonrisa triunfal en los labios.Me lo imagino como en las películas americanas,con la caja de cartón,recogiendo los objetos personales de su mesa y armarios.

En fin,que así es la vida y así hay que aceptarla.Nos alegramos mucho por nuestro querido Miguel y esperamos que esta senda sea seguida a la mayor brevedad por otros,que hoy,reconcomiéndonos de envidia le deseamos lo mejor en este renacimiento a una nueva vida que ofrece tantas posibilidades.

Desde el más absoluto rencor y con la más grande hipocresía,¡muchas felicidades,cabrón!.

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