El teniente Aguililla nació en Suellacabras,a los pies de la Sierra del Almuerzo. Su nariz ganchuda,acompañada por los ojos grandes,muy frontales y separados,hacían honor a su apellido. Tenía el pelo muy negro y los ojos oscuros,delatando el origen morisco de sus antepasados. La cabeza,grande y redonda le confería junto al aspecto de la cara,un aire de lechuza,acentuado por lo poco que parpadeaba. Tenía una mirada fija,profunda y penetrante,que inquietaba. El cuerpo no estaba proporcionado con su cabeza,era pequeño y paticorto,estrecho de hombros y ligeramente ancho de caderas. El conjunto estaba más próximo al enano de circo que a una persona normal. No destacaba en absoluto por su fuerza física,aunque tampoco parecía débil. Tenía un fuerte carácter y una determinación inquebrantable. Era solitario,no se le conocían amigos,tenia un gesto siempre adusto y serio y rehuía de las convenciones sociales.
Su padre,Robustiano Aguililla,era todo lo contrario;extrovertido,cordial,alegre,le encantaba salir con los amigos a todo tipo de juergas,sobre todo con mujeres. Su aspecto hacía gala a su nombre,un tipo fuerte,alto,bien proporcionado,con una cabeza,sin embargo,idéntica a la de su hijo,lo que le afeaba notoriamente.A su bien dotada anatomía habría que añadir la circunstancia de ser portador de un buen rabo,hecho que le permitía tener frecuentes escaramuzas sexuales en toda la comarca.Follador nato y resistente,era conocido con el sobrenombre de "El Fornicador". Su matrimonio fue fruto de un acuerdo de sus padres con un matrimonio noble venido a menos. Su mujer,Melitona,postulaba como novicia en el Monasterio de la Resurrección de Zaragoza,perteneciente a las Canonesas Regulares del Santo Sepulcro,cuando fue reclamada por los padres.Su formación mística,centrada en el amor espiritual,estaba muy lejos de la comprensión del amor físico,por lo que el primer día que vió a su marido desnudo,la noche de bodas,portando semejante nabo,se desmayó.En el plano sexual,Robustiano y Melitona,apenas tuvieron ocasión de compenetrarse;Robustiano debía contenerse para no lastimar a Melitona,y ésta,debido a su frigidez,no encontraba satisfacción alguna en aquellas embestidas de burro de su marido. Cuando Melitona quedó embarazada,Robustiano volvió a las andadas por la comarca y su mujer se dedicó en cuerpo y alma a preparar el feliz acontecimiento.
El nacimiento del niño fué recibido con gran alegría por su madre. Por fin tenía algo suyo,algo que había llevado en su vientre durante tantos meses. Decidió ponerle el nombre de Máximo Melitón,en atención a sus padres,que así se llamaban. En su inabarcable amor hacia el bebé,no reparó en las condiciones físicas de éste,que se correspondían con un esmirriado engendro. Cuando el padre de la criatura lo contempló,reparando en la birriosa minga del neonato,exclamó: ¡éste no es hijo mío!,y dando un portazo se largó durante una semana de fiesta a un burdel de Tarazona. A su regreso lo encontró vestido de rosa y con tirabuzones por su orgullosa madre,con un gracioso gorrito de lana,también rosa y con pompón,y se volvió a largar otra semana de fiesta,esta vez a Tudela.
Máximo Melitón Aguililla tuvo una infancia feliz,tutelado por su madre. Tenía una gran capacidad de comprensión y retención y aprendía rápido.En el colegio destacaba claramente sobre los demás niños y pronto fue promocionado a cursos superiores a su edad.Su padre fué decisivo en la asimilación de las matemáticas; Robustiano le decía,"a ver Melitón,si tienes una manzana (y le sacudía una hostia tremenda),y te dan otras dos manzanas (y el padre le sacudía dos hostias tremendas),¿cuántas manzanas tienes?",y el niño,de inmediato,daba la respuesta correcta. Aprendió de carrerilla la tabla de sumar,restaba con enorme facilidad,poco después aprendió a multiplicar y dividir,y ya se lanzaba a las raíces cuadradas e intuía la resolución de problemas complejos. No aprendió a resolver operaciones con matrices,derivadas e integrales porque en aquel tiempo no se estilaban. Cuando el padre se le acercaba,ya con cierto orgullo al ver los progresos que hacía y le decía: "a ver Melitón...",el niño se escabullía como podía y le decía al padre: "papá,si quieres te diseño puentes,catedrales o palacios,pero no me des más hostias".
Si lo de ponerle Melitón al niño no estuvo acertado,mucho más desacertado fue ponerle Máximo. Los otros niños se burlaban de él por su pequeñez y su cabeza grandota de ave rapaz nocturna."Máximo Melitón,solo tienes de maxi el cabezón",le cantaban con descarada sorna."Eres un pequeñín,y en medio de las piernas tienes un pizarrín",añadían cantando con crueldad.Máximo Melitón soportaba estoicamente las chanzas de los demás e iba forjando su carácter decidido y resuelto.Pronto comenzó a tomar las riendas de mando y su astucia y capacidad le llevaron al liderazgo.Con doce años era el jefe indiscutible de su clase y del colegio.Su audacia en las luchas que mantenían con los alumnos de colegios rivales creó la leyenda y le comenzaron a apodar "Soldado Aguililla".
Con quince años se enamoró perdidamente de una niña rubia y rubicunda que conoció en Calahorra,donde entonces cursaba estudios.La niña era repolluda y tragona,siempre estaba comiendo.Vestía el uniforme de las calasancias que apenas podía contener el contorno de sus curvas,especialmente las grandes tetas que ya iban emergiendo imparables.Melitón nunca había visto nada igual.La saludó y la niña le pidió un trozo del bocadillo de salchichón que su madre,Melitona,le había preparado para el recreo.La niña era muy descarada y de inmediato le metió mano,pero al comprobar el poco calibre de la pilila de su nuevo amigo perdió de inmediato el interés en el.Melitón nunca la olvidó,y algunos años después se volverían a encontrar,con el cursando la carrera militar en Zaragoza.
Melitón quiso ser militar,para disgusto de su madre y gran alegría de su padre,que había trepado por el escalafón de suboficiales hasta el grado de subteniente. No superó las pruebas físicas y tuvo que valerse de un enchufe del padre para ser admitido en la Academia Militar.Sus profesores se percataron de inmediato de que aquel joven era un gran estratega.Resolvía con enorme facilidad las situaciones de conflicto potencial que le presentaban y refutaba los conocimientos plasmados en los libros,dando alternativas,siempre mejores,a las decisiones históricas tomadas en numerosas batallas por los grandes prohombres de la guerra: César,Alejandro Magno,Napoleón,Rommel y otros muchos parecían aprendices a su lado.Era el alférez número uno,lo que no impedía las tremendas risotadas de todo el cuartel cuando desfilaba,encabezando la primera sección de su grupo.Vestido de uniforme,de gala,era talmente un enano al frente de una banda de músicos.Aquello parecía un desfile de gigantes y cabezudos de las verbenas de su pueblo.
Fue entonces cuando volvió a encontrarse con la mujer de sus sueños,Primorosa Almejina,que para entonces había dejado muy atrás la pubertad y exhibía indecorosa sus rebosantes carnes por las calles de la capital aragonesa. Primorosa era muy lanzada y facilona y le gustaba más chingar que comer,que ya era decir.Sonaba mucho entonces una jota que decía:
"Candorosa Primorosa-áaa,
¿donde tienes la almejina-áaa?,
si la encuentro te la meto-óooo
hasta el fondo en esta esquina-áaa"
La joven,al ver los progresos evidentes de aquel individuo,no lo dudó y aceptó la invitación de éste a comer una enorme ración de ternasco en Calatayud,a donde se dirigieron para no llamar la atención y pasar la noche en el fin de semana que él libraba de guardia. La discreción se fué al traste de inmediato,ya que Primorosa, bien caliente tras zamparse el ternasco y beber varias botellas de cariñena,se lanzó a cantar la copla, llorando emocionada y dándose golpetazos tremendos en su enorme pecho:
"Si vas a Calatayud,
pregunta por la Dolores,
que una copla la mató
de vergüenza y sinsabores".
La noche fué increíble,con el pobre Máximo Melitón rebotando contra las paredes en los desaforados desfogues de Primorosa Almejina. Era multiorgásmica y le alcanzaban unos tremendos éxtasis que acompañaba con descomunales alaridos y quejidos. El pobre Melitón era un pelele en manos de la Almejina. Cuando se le subía encima y lo cubría con sus fornidos muslos,Melitón adquiría el color púrpura amoratado-cardenalicio y boqueaba como un pez fuera de agua,a la busca de aire que respirar. Si lo ponía encima de ella,lo agarraba con una sola mano por las caderas y lo sujetaba con fuerza contra sí. Los ojos de Melitón,exorbitados y con el globo ocular a punto de explotar,por la presión de los pezones de su amante,pedían clemencia. Tres horas después,exhausto y sin poder moverse,yacía tirado en el suelo,a los pies de la cama,incapaz de dormir,escuchando los brutales ronquidos de aquella fenomenal mujer. Fué en ese momento cuando incomprensiblemente, decidió tomarla en matrimonio.
(Fine de la prima puntàta).
Ediciones El Pedal
Copyright 2010
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Veo similitudes entre la saga del Señor de los Anillos, y este relato que muy seguramente acabará en la gran pantalla, y copiando su técnica también incluyes, como toda superproducción destinada a triunfar, un enano. Espero impaciente la segunda puntata, y espero por el bien de la serie, que la esposa no se cargue al enano.
Sigue asi que vas por el buen camino........ .. .. .. .. al manicomio.
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