Caminaba despacio,arrastrando una casi imperceptible cojera en su pierna izquierda,fruto de un encuentro ocasional con la pierna derecha de un amigo en un partido de futbito.Sus ojos escrutaban la calle,atraídos por cualquier elemento animado,y en especial por esos seres con curvaturas,tanto delanteras como traseras,que se mueven rítimicamente al son de una música que solo los mas avezados logran descifrar.
En alguna ocasión se detenía,solícito,a conversar con algún transeúnte,al que intentaba embaucar para atraer sus capitales hacia su negocio.Tenía una rara habilidad para adaptarse a cualquier situación y empleaba el lenguaje apropiado para cada interlocutor;utilizando tacos y vocablos procaces,con una estudiada entonación chulesca,si la ocasión lo requería,o bien adoptaba una pose elegante,hablando con culta fluidez,con aquellos a quienes pretendía impresionar.
Vestía un impecable traje marrón oscuro,con una levísima línea de aire diplomático,al que una corbata elegída con gran gusto,potenciaba elegantemente.Su magnífico porte varonil dejaba huella indeleble en las personas que le trataban,especialmente las mujeres,muchas de las cuales suspiraban secretamente por un encuentro,se supone que también secreto,con el que fantaseaban en la soledad de sus casas.
Gozaba de un gran prestigio en su profesión y era permanentemente requerido para manifestar sus opiniones sobre los cambios que se debían acometer en el negocio,por parte de sus superiores.Trabajador incansable y tenaz,contaba sus misiones por éxitos y le gustaba encarar nuevos retos,por lo que le solían encomendar los asuntos más embrollados y difíciles de resolver.
Se movía como pez en el agua en su mundo social.Alegre y pertinaz juerguista,se mostraba encantado de asistir a cualquier fiesta o sarao que le propusieran.Cumplimentaba con una exquisita cortesía a las esposas de sus amigos y en ocasiones contaba unos deliciosos chistes de corte erótico,no sin previamente disculparse por su osadía ante la concurrencia.Esto le hacía todavía más acreedor al ciego cariño de sus amigos,que explotaban su vena cómica,asegurándose el éxito de las reuniones que convocaban.
Gran aficionado a la buena mesa,solía sorprender a sus acompañantes con sus vastos conocimientos gastronómicos,especialmente en lo concerniente a la viticultura,y era un maestro en el maridaje de los platos y vinos que solicitaba.Su amena conversación mantenía expectantes al resto de comensales,que asentían de manera generalizada antes las demostraciones de refinado gusto del ponente.
Sus padres,con gran previsión y acierto,le impusieron un nombre de arcángel,Miguel,el cual se ajustaba como un guante al estilo personal e inconfundible que le diferenciaba de la masa.Ya de niño despuntaba en su populoso barrio por su agradable presencia y saber estar.A esta época se le atribuye,aunque es de todo punto imposible de corroborar,una exitosa época en que se disparó su popularidad entre el público femenino asistente a las misas de domingo,en las que ayudaba como monaguillo.Con fervorosa y emocionada devoción tocaba la campanilla en el momento de la ofrenda eucarística,y su natural simpatía arrancaba importantes dádivas,en forma de monedas,cuando pasaba sonriente,entre los bancos,estirando sus delicadas manos,portadoras de la bolsa de recaudación parroquial.
Destacó como solista en el coro de niños del colegio eclesiástico en el que cursó sus estudios.Su voz,que recordaba vagamente a la del castrato Farinelli,bordaba los agudos de las cantatas de Bach que interpretaba con gran soltura,lo que provocaba frecuentes desmayos de las monjitas trinitarias que acudían atraidas por la belleza de las melodías,dominadas por la emoción y sentimiento,al contemplar aquel bello y angelical rostro coronado por unos maravillosos tirabuzones rubios.
De su época juvenil se podrían relatar incontables encuentros amorosos.Baste decir que su atlética estampa posiblemente tuvo mucho que ver con el crecimiento exponencial de los embarazos producidos coetáneamente.Numerosos clones de "miguelitos" atestan en la actualidad los puestos directivos de la mayoría de las empresas del noroeste penínsular,para legítimo e íntimo orgullo de sus progenitoras,la mayoría de las cuales consiguieron colar indemnes el asunto a sus parejas oficiales.
Consiguió una gran relevancia en los deportes de asociación que practicaba,siempre descollando y liderando el grupo,pero desgraciadamente nunca contó con un entrenador que le abriese el camino hacia otros equipos en los que debería haber crecido como el jugador carismático y genial que apuntaba.Esta circunstancia lamentablemente provocó en él un cierto cansancio,que más tarde decayó en aburrimiento y le alejó de su enorme potencial de segura figura deportiva.Por fortuna en determinadas ocasiones se viste de corto y deleita con su finura y elegancia a los espectadores que tienen la suerte de poder contemplar y admirar sus evoluciones.
En cuanto a su trabajo,cualquier tarea que le encomienden se le queda corta,pequeña,insuficiente para sus enormes capacidades intelectuales.Por ese motivo emplea la mayoría del tiempo libre de que dispone,que es mucho,en atender las necesidades de tipo emocional de la que son deficitarios sus amigos,a los que remite amenos correos electrónicos,o bien dirige llamadas telefónicas,con la muy loable voluntad de ayudarles a mantener elevado el ánimo.
Como buen gallego,no sabemos si sube o si baja,si viene o se va,pero sobre todo sabemos que echa de menos su tierra,aunque su tierra se empeñe en no echarle de menos a él.También como buen gallego es poco dado a gastar invitando a los amigos,razón por la cual va espaciando cada vez más sus visitas a su añorado terruño.Esto tiene,sin embargo,su impacto positivo en la fauna de la costa,que no se ve esquilmada por los hábitos de ese furtivo impenitente.
Fijada en la actualidad su residencia en la histórica y capitalina ciudad de Madrid,se dedica a efectuar incursiones por provincias,llevando la fe y esperanza en un mundo económico mejor a las anímicamente desnutridas fuerzas de venta de su empresa,a las que no duda en mentir profusamente,con el muy loable objetivo de mantener intacta la deteriorada moral.Al grito de "al abordaje" su apolíneo cuerpo refulge bajo una capa de fina sudoración,producto de su enardecimiento al ser portador de la enseña que enarbola ante las entusiasmadas huestes que le vitorean como el adalid del neocapitalismo del siglo XXI.
Extracto de la biografía autorizada de Miguel Alonso.
Ediciones El Pedal
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2007.
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