20 marzo 2007

Retrato del horror



Insomne,asediado por la casi total oscuridad de mi habitación,fijos los ojos en el verde resplandor de las horas y minutos reportadas por el reloj-despertador colocado adecuadamente en la mesita de noche,mi preclara y despejada mente formulaba las preguntas que me torturaban.............

El desagradable malestar se resistía a abandonarme.Nítidos,los rostros de los culpables de mi estado se aparecían grotescamente desfigurados por risas espeluznantes sobre el techo de la estancia.La cama,tibia,otras veces generadora e inicio del agradable y merecido descanso,apenas lograba atenuar mis negativas vibraciones.

En aquellos ominosos momentos comprendía perfectamente la retorcida mentalidad de los sádicos asesinos en serie.A pesar de mis enormes esfuerzos por evitarlo,el rojo teñía mis pensamientos y en mi febril estado me veía a mi mismo enarbolando mazas rematadas en púas de hierro,alfanjes de enormes dimensiones con el filo reluciente,lanzas,picas y machetes que recordaban la gloriosa época de esplendor de aquel imperio español,dueño de medio mundo.Salpicado por la sangre de mis víctimas,salvajemente descuartizas en vivo,ya que en mi horrorosa ceguera de odio les hacía sufrir brutalmente antes de otorgarle el golpe definitivo que sus desesperadas bocas reclamaban,emergía refulgente mi plateado yelmo rematado con la divisa de mi gloriosa estirpe.

Un poco más calmado,tras la horripilante matanza,lentamente el sueño me fue venciendo,hasta que tras un breve intervalo de delicioso sopor de semi-vigilia,me deslicé en un mundo onírico de sílfides,hadas y musas que me acompañaban en fantásticos paisajes irreales,hasta el abandono absoluto de las percepciones sensoriales y cognitivas.Cerca ya de la hora de levantarme habitual,empapado en un sudor frío,volví a mi conciencia de trabajador esclavo del capital,y resueltamente me dirigí al cuarto de baño.La estimulante ducha me preparó convenientemente para afrontar con el necesario ánimo mis obligaciones laborales,que asumo con la convicción y certeza de aquellos que se saben esenciales para el logro del bien común universal.

He de realizar un desesperado llamamiento a la responsabilidad y serenidad.Suplico que se eviten esas lastimosas actuaciones y los subsiguientes comentarios perniciosos que provocan en mi el despertar del monstruo que llevo dentro.No puedo luchar solo frente a aquello que otros han invocado.Con ánimo conciliador acudiré a la próxima cita futbolera,con la esperanza de redención que espero anime vuestro juego.


Vitucón,
El exterminador.

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