03 marzo 2006


LAS POZAS DE MOUGAS



Para la segunda marcha, y dada la experiencia de la anterior, nos hemos atrevido con media maratón (22 km) pero esta vez con sus cuestecitas, sus pedregales, vadeo de rios, incluso encuentros con animales salvajes.

Ya ibamos mucho más preparados, incluso contratamos un primer guia, (que amablemente nos habia cedido la ONCE), al que tuvimos que hacer dimitir, como es lógico despues de ver su foto. Dado que no haciamos más que perdernos.




La gota que colmó el vaso, fué cuando nos metió en un callejón sin salida, ya que el camino acababa en una charca, y eso después de arrastrarnos durante varios kilometros.





Una vez destituido el primer guia, nos fuimos ya a por un profesional, un montañero, alguien acostumbrado a recorrer todos los recovecos del monte. Un hombre sin miedo a las historias que se cuentan de los montes gallegos. Eso si, primero tuvimos que conseguir sacarle de su profunda concentración. A partir de entonces ya todo fué como la seda.







Este profesional, conocedor de nuestras habilidades y resistencia en el monte, lleno con señales todos los cruces indicando el camino, y repartió mapas para todos aquellos que no supieran leer.





Todo podría haber sido maravilloso, de cuento de hadas, si además en esta parada, nos hubiera recogido el circular que pasa por Bayona. Unas cañitas y a casa. Pero no se puede pedir todo, por lo que tuvimos que echarnos a caminar.



Para la ocasión, y pensando que yo no podría levantar la cámara
después de algunos kilometros, nuestro querido Albertiño, apareció con un equipo fotográfico que ya le gustaria al Spielberg ese. Y empezó dando claras señales de que es un hombre con un enfoque distinto. Audaz, controvertido, que no introvertido, ni pervertido, al que algunos le podrían preguntar a donde estaba mirando cuando hizó la foto de la izquierda.






Y, sobre todo, ¿ en que estaba pensando cuando hizó esta otra de la derecha?

Alberto, querido Albertinho como diría Vicente, "las formas, hay que cuidar las formas"





En fin, que nos pusimos a escalar, como si no se hubieran inventado los ascensores, y los teleféricos, aqui cualquier político diría aquello de la deuda histórica en infraestructuras con Galicia.
La vista desde arriba no estaba mal, quizás por ponerle alguna pega, que el oxígeno no llegaba con la suficiente abundancia a los pulmones, probablemente debido a la altura.




También habria que decir que para hacer estas fotos, nos podríamos haber arreglado con unas postales.
Seguro que en cualquier Web las hubieramos conseguido mejores. Y sin cansarnos tanto.


Desde luego, las señoras no parecían verse afectadas por el esfuerzo, abriendo la marcha, y volviendose de vez en cuando para animar al resto del equipo.




Pese a todo, conseguimos llegar a la cima, y después de una frugal comida y abundante bebida, empezamos un descenso vertiginoso, y la verdad era que ibamos sobrados, incluso tuvimos tiempo de departir amigablemente con algunos de los habitantes de la zona, supuestamente, para conseguir un medio de transporte,
aunque finalmente no hubo acuerdo en el precio. (según dijo Alberto, aunque yo creo que no dominaba el idioma)


Pasamos por el famosisisimo encierro de la rapa das bestas (sin rapa) , comprobamos como las famosas pozas de Mougás seguian llevando agua,
pudimos ver in situ las hileras de las procesionarias del pino, que en algún caso llegaban hasta más de 5 metros de longitud. Y bajamos a toda pastilla por los corredores utilizados por los quads, llenos de piedras, en los que las plantas de los pies quedaban hechos polvo
.

Y asi llegamos, todos, al final de esta aventura, y aunque algunos dijeron que yo había llegado con los pies destrozados, no es verdad y como prueba os dejo aqui esta instantánea.











¿ Habrá mas entregas de estas marchas forzadas ? Seguiremos informando.
** Fotos cedidas por Albertiño y Americo.
** Los textos son interpretación libre de lo ocurrido, según mi versión (que pa eso lo escribo.
ADOADO

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